Una nueva etapa: cuando ser madre cambia tus prioridades
Paloma nunca imaginó que convertirse en madre transformaría por completo su carrera profesional. Con más de diez años ejerciendo como psicóloga clínica en Barcelona, tenía una consulta establecida, pacientes que confiaban en ella y una reputación sólida en su especialidad. Pero cuando nació su hija Martina, algo cambió profundamente en su interior.
El dilema de la conciliación: entre la vocación y la maternidad
Los primeros meses tras dar a luz fueron intensos. Paloma intentó mantener su ritmo de consultas, pero pronto se dio cuenta de que algo no encajaba. «Me sentía partida en dos», confiesa. «Quería estar presente en cada momento del desarrollo de mi hija, pero también me dolía dejar mi profesión a un lado. Era como si tuviera que elegir entre dos partes esenciales de mi identidad».
Las largas horas en consulta, las emergencias de pacientes que no respetan horarios, y el agotamiento emocional que conlleva el trabajo terapéutico se volvieron incompatibles con su nueva realidad como madre primeriza. A sus 36 años, Paloma tomó una decisión valiente: solicitar una excedencia laboral.
El momento de la decisión
No fue fácil. Paloma enfrentó juicios externos, comentarios bien intencionados pero hirientes, y sobre todo, sus propias dudas. «¿Estaba tirando por la borda años de formación y experiencia? ¿Qué pasaría con mi desarrollo profesional? ¿Podría volver después?» Estas preguntas la atormentaban por las noches.
Pero había otra preocupación igual de importante: el aspecto económico. La familia dependía de dos ingresos, y aunque su pareja la apoyaba, la reducción a un solo salario suponía ajustes significativos en su estilo de vida.
El descubrimiento de las encuestas pagadas: un primer paso hacia la reinvención
Fue en un grupo de madres en Facebook donde Paloma escuchó por primera vez sobre las encuestas pagadas. Al principio se mostró escéptica. «Pensaba que era una de esas cosas demasiado buenas para ser verdad», recuerda. Pero una de las madres del grupo compartió capturas de pantalla de sus ganancias mensuales, y eso despertó su curiosidad.
Paloma decidió investigar. Se registró en varias plataformas: Toluna, Swagbucks, ySense, y Mobrog. Al principio los ingresos eran modestos, apenas 30-40 euros al mes. Pero había algo que le gustaba: la flexibilidad absoluta. Podía responder encuestas mientras Martina dormía la siesta, durante las tomas de pecho, o por la noche cuando su pareja se hacía cargo del bebé.
La estrategia que multiplicó sus ingresos
Con su mentalidad analítica de psicóloga, Paloma comenzó a optimizar su proceso. Creó una hoja de cálculo donde registraba qué plataformas pagaban mejor, qué tipo de encuestas eran más rentables en relación al tiempo invertido, y cuáles eran los mejores horarios para encontrar estudios disponibles.
En tres meses, había aumentado sus ingresos por encuestas a 150-200 euros mensuales. No era mucho, pero representaba un complemento valioso y, más importante aún, le devolvía cierta independencia económica y sensación de propósito más allá de la maternidad.
Formación online: convirtiendo la experiencia en conocimiento compartido
El verdadero punto de inflexión llegó cuando Paloma comenzó a recibir mensajes de otras madres del grupo preguntándole cómo había conseguido optimizar tanto sus ganancias con encuestas. Ahí se encendió una bombilla.
«Me di cuenta de que tenía conocimientos valiosos que compartir, y además, mi formación como psicóloga me daba una perspectiva única sobre la gestión del tiempo, la motivación y los aspectos emocionales de la maternidad y el emprendimiento».
Paloma creó su primer curso online titulado «Conciliación Rentable: Ingresos extra para madres desde casa». El curso combinaba estrategias prácticas para maximizar ganancias con encuestas pagadas y otras actividades online, con módulos sobre gestión emocional, organización del tiempo y mantenimiento de la identidad profesional durante la maternidad.
De estudiante a mentora
El primer curso lo vendió a 39 euros y tuvo 12 alumnas el primer mes. Paloma utilizó su experiencia terapéutica para crear un espacio de acompañamiento, no solo enseñando técnicas, sino también validando las emociones y desafíos de otras madres en situaciones similares.
Los testimonios comenzaron a llegar. Mujeres que encontraban en el curso no solo estrategias para generar ingresos, sino también una comunidad de apoyo y comprensión. El boca a boca funcionó, y en seis meses, Paloma había vendido más de 100 cursos.
Construyendo un modelo sostenible de negocio
Hoy, dos años después de aquella excedencia, Paloma ha construido un modelo de negocio diversificado que genera entre 1.200 y 1.800 euros mensuales:
• Encuestas pagadas: 200-300€/mes (mantiene esta actividad como base estable)
• Cursos online: 600-800€/mes (ha creado 4 cursos diferentes)
• Consultoría online para madres emprendedoras: 400-700€/mes (sesiones grupales e individuales)
Consejos prácticos de Paloma para madres que quieren emprender
1. Empieza pequeño y prueba: No necesitas un gran plan maestro. Paloma comenzó simplemente respondiendo encuestas. La clave es dar el primer paso.
2. Aprovecha tu experiencia profesional: Tus años de formación y trabajo no se pierden, se transforman. Busca cómo aplicar tu expertise en nuevos formatos.
3. La flexibilidad es tu mayor activo: Acepta que algunos días trabajarás 4 horas y otros apenas 30 minutos. El emprendimiento materno no es lineal.
4. Construye comunidad: El aislamiento es uno de los mayores desafíos. Conecta con otras madres en tu situación, online y offline.
5. Diversifica tus fuentes de ingreso: No dependas de una sola actividad. Las encuestas pagadas fueron el punto de partida de Paloma, pero el verdadero crecimiento vino de la diversificación.
6. Invierte en ti misma: Paloma dedicó parte de sus primeras ganancias a formarse en marketing digital y creación de cursos online.
El equilibrio encontrado
Hoy, Paloma no se arrepiente de su decisión. Martina tiene tres años, y Paloma está evaluando si regresar a la psicología clínica tradicional o seguir desarrollando su proyecto digital. Pero ahora lo hace desde la seguridad de saber que tiene opciones, que ha construido algo propio y que la conciliación es posible.
«Las encuestas pagadas fueron mi puerta de entrada a un mundo que no conocía. Me devolvieron la confianza de que podía generar ingresos de forma flexible. Luego, encontré la manera de monetizar mi experiencia como psicóloga de una forma completamente nueva. No es el camino tradicional, pero es mi camino».
La historia de Paloma demuestra que la maternidad no tiene por qué significar el fin de una carrera profesional. A veces, puede ser el inicio de una reinvención más auténtica y alineada con lo que realmente importa.
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